San Carlos es una bulliciosa ciudad comercial ubicada aproximadamente en el centro del corazón agrícola de Chile, a unos 365 km (227 millas) al sur de Santiago, y 133 km (83 millas) al noreste de Concepción, la capital regional, y 32 km ( 20 millas) al norte de Chillán, la capital provincial. Se asienta sobre una planicie aluvial entre la cercana Chillán y el río Perquilauquén. La comuna tiene una superficie de 874 km2. Su territorio se encuentra casi en su totalidad dentro de la fértil llanura central o “depresión intermedia” (Valle Central chileno). Sus campos son famosos por su abundante producción de varios cultivos, así como sus huertas (manzanos, vides, bayas y, más recientemente, kiwis).
El municipio engloba un gran número de pueblos, caseríos y otras entidades rurales. Su segunda localidad más poblada, después de San Carlos, es Cachapoal, con 1.164 habitantes en 2002 (578 hombres, 586 mujeres). Esta localidad ha sido considerada como “urbana” en el censo de 2002 por el Instituto Nacional de Estadística.
José de San Martín
Juan de San Martín, futuro padre de nuestro Libertador fue un soldado español, teniente del ejército real que, tras 17 años de servicio, fue trasladado al Río de la Plata. El gobernador Ceballos lo asignó al entrenamiento de milicias y luego al mando del Partido de las Vacas y Víboras, en la Banda Oriental.
En 1767 los jesuitas fueron expulsados y don Juan fue nombrado administrador de una gran hacienda que había sido propiedad de la orden, llamada Calera de Vacas, en el lado oriental.
Otro tema polémico surgió al tratarse de quién lideraría el nuevo ejército libertador que resultaría de la unión de las tropas comandadas por ambos. San Martín propuso que Bolívar lo dirigiera, pero Bolívar se negó, argumentando que nunca podría tener un general de la calidad y capacidad de San Martín como subalterno.
Entre los episodios memorables de la vida militar y política del General José de San Martín, uno de los más importantes es sin duda su repentina retirada del Perú, al ser fortalecido por sus triunfos y apoyado por la opinión de los pueblos, se las había arreglado para afirmar un poderoso ascendiente.
Diez mil soldados avezados obedecieron sus órdenes, y aunque no faltaron elementos de discordia, ni esas turbulentas emulaciones que suelen engendrarse con la vanidad de la gloria; Es evidente que el cacique, amado de su ejército, estaba en actitud de someter toda resistencia a su prestigio. También le dio nervios a esa respetable fuerza, la escuadra chilena que dominaba el Pacífico, comandada por connotados soldados; al mismo tiempo que la posesión de las fortalezas del Callao, provistas de inmenso material de guerra, entregadas a nuestras armas en el año de 1821, por una capitulación que tuve el honor de negociar y firmar, facilitó las operaciones del ejército que bajo el mando bajo la dirección de su fuerte líder, entró victorioso en la capital de Lima, extendiéndose hasta Tumbes en las provincias del norte.