La obrade Aurora Cursino es un susurro de libertad y, al mismo tiempo, un grito contra la opresión. Sus más de 200 obras , que continúan siendo estudiados hasta el día de hoy, fueron realizados en las instalaciones del Hospital Psiquiátrico de Juquery, lugar donde fue diagnosticada con psicosis paranoide?, personalidad psicópata amoral?, esquizofreniaparafrénica? y autismo intenso?.
En 1941, ingresó en el Hospital Psiquiátrico de Perdizes. Tres años después, ingresó al Complejo Hospitalario de Juquery, a 27 kilómetros de la capital paulista.
En este terminó asistiendo a un taller de arteterapia improvisado, dirigido por el psiquiatra Osório César. Eran prácticas de lenguaje que estimulaban la autoexpresión de dichos pacientes, sus conflictos, su dolor. Se partía del supuesto de que el arte había sido fundamental en la construcción del espíritu humano y que, por tanto, sería igualmente importante en la reconstrucción de ese espíritu, en casos de trastorno mental severo?, comentó al respecto el psicoanalista Joel Birman.
“Esto forma parte de un problema mayor, contra las mujeres que reclaman libertad sobre su propio cuerpo. Es como si estuvieran matando, robando, hiriendo gravemente alguna ley humana”.
Su trabajo fue exhibido en exposiciones en el Museo de Arte de São Paulo (Masp), en la Bienal de Sao Paulo y en la Bienal de Berlín, Alemania. Asimismo, ha sido reunido en el libro Aurora. Memórias e Delirios de uma Mulher da Vida (Editora Veneta), un trabajo en conjunto de Jeha y Birman, el cual es también un importante documento sobre la condición de la mujer en Brasil en el siglo XX.