En muchos países de América Latina, comoChile, EcuadoryPerú, los ciudadanos han salido masivamente a las calles a protestar tras años de expectativas frustradas y de insatisfacción con las políticas de sus gobiernos. En estas manifestaciones, se ha evidenciado el uso de la fuerza de manera excesiva y negligente por parte de las fuerzas policiales.
De la misma forma, se denunció, además, maltrato policial durante los arrestos en la calle y en las comisarías, que revelan el incumplimiento del Código Procesal Penal, el Manual de Derechos Humanos de la Policía Nacional del Perú y otras directivas nacionales.
Brutalidad policial registrada en Ecuador
En Ecuador, “48% de las intervenciones policiales son por violencia social, por temas sociales, por reclamos de la gente, porque la gente siente que en el puesto que paga no se traduce en mejor salud, no se traduce en una mejor educación”, resaltó Velit al ser consultado por esta redacción.
En junio del 2022, el movimiento indígena ecuatoriano convocó la huelga general más larga de su historia reciente por el aumento de los precios del combustible, los alimentos y otros artículos de primera necesidad, en el marco de una economía golpeada por la inflación y el desempleo.
Nueve personas murieron, seis en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. “Debido a la fuerte represión por parte de policías y militares, cinco personas cayeron a una quebrada, una persona falleció y dos se encuentra en estado de gravedad”, sostuvo en aquel entonces la Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos, según difundió la agencia EFE.
La Alianza denunció además las detenciones de personas “a las que les llevan varias horas por diversos lugares, las amedrentan, las obligan a hacer llamadas para amedrentar a su familia, y después las dejan tiradas en distintos sectores”.
¿Puede hablarse de una reforma policial?
Los habitantes de la región no confían de la policía. Al menos eso reflejan las encuestas. Según detalla el informe titulado Global Law and Order 2022?, realizado por la firma de análisis estadounidense Gallup, Latinoamérica es la región del mundo que menos confía en su policía. Tan solo el 51% de los adultos encuestados en 2021 confiaba en la policía local, la cifra más baja en el mundo.
Detrás de la desconfianza hay un componente que ha sobrevivido con los años: una formación militar que precede a la idea del servicio civil que deberían prestar los policías.
Para Velit, la violencia policial es producto de fallas estructurales de los Estados. Así como producto de un proceso de militarización de los policías. “El ethos militar es diferente al ethos policías, el ethos policial es una esencia que te permite a ti servir a los demás, que te permite proteger a los demás, que te permite estar cerca de los demás, solucionarle sus problemas”.
“Ese ethos se está convirtiendo en un ethos militar. El policía, al absorber ese concepto, convierte todos sus esquemas de servicio en un esquema de defensa. Las multitudes, las marchas, son el enemigo y por eso les disparan al cuerpo, se traslada el concepto de defensa”, detalló el internacionalista.
En ese sentido, el también autor sostuvo que, ante esta realidad, considera que “hay que refundar las fuerzas policiales, no solo en el caso de Perú”, esto bajo el un irrestricto respeto de los derechos humanos.
Por su parte, José Elice afirmó que, al menos en el Perú, es urgente impulsar una profunda reforma policial: “Ya se debía haber iniciado”. E indicÓ que el gobierno de transición del 2020 al 2021 dejó un plan integral. Este plan, sostiene, “fue realizado a partir del que elaboró la propia PNP en 2017, mejorando sustancialmente las áreas críticas”.